lunes, 25 de agosto de 2008

Locos x el Fast-Coffee

Volví a pasar por el local de Starbucks y no deja de sorprenderme la cola que hace la gente para conseguir un traguito del café yanqui, sobre todo los fines de semana. Me acordé de esta nota que escribí para Economía y la subo un poco editada. Saráaaan!


Furor por el coffee to go

Puede tratarse de una moda importada del Norte, pero con la llegada de Starbucks, se impone el café y todo lo demás “para llevar”.


¿Es posible caminar y tomar un café caliente al mismo tiempo? En Nueva York es bastante común cruzarse con gente apurada que entre sus cosas lleva un vasito térmico con tapa. Es que para el ritmo de vida de las grandes ciudades norteamericanas, el coffee to go es una comodidad más, una ventaja para no llegar tarde al trabajo.

Ahora bien, Buenos Aires es una ciudad eufórica, agitada e inquieta, comparable a Nueva York, pero la modalidad para llevar no es de lo más usual. Sin embargo, desde que los rumores sobre el desembarco de la cafetería Starbucks empezaron a hacerse concretos, varias cadenas de cafés nacionales implementaron esta nueva particularidad que todavía no conquistó del todo a los porteños.

Havanna, la popular empresa argentina de alfajores fundada en 1948, fue una de las pioneras. Le siguieron Aroma, de los mismos dueños de Freddo; The Coffee Store, un emprendimiento argentino con más de 9 años en el mercado; Bonafide, la más antigua, con 90 años en el país y Café Martínez, que de afuera parece una confitería tradicional pero que sin embargo incorporó el café para llevar . Por su parte, el fast food más famoso, Mc Donald’s, no podía quedarse atrás y apostó con su Mc Café, cambiando incluso la fisonomía de sus locales. Todas las bebidas calientes vienen en pintorescos envases con tapa, tal como en las películas estadounidenses.

En los últimos años este negocio viene en crecimiento, las cafeterías antes mencionadas se están expandiendo de manera sostenida. La nacional The Coffee Store, por ejemplo, tiene una facturación anual de 22.5 millones de pesos y Bonafide tiene un plan de expansión internacional para llevar las delicias argentinas al exterior. Con este panorama favorable, no es casual que se adelantaran a la llegada de Starbucks, que representa una importante competencia ya que el público al que se dirigen es el mismo.

Para el economista de la UBA, Juan Iñigo Carrera, hay una realidad: “Starbucks se está expandiendo en todo el mundo y eso tiene que ver con la centralización de capital. Esto influye en el mercado local también y las cadenas nacionales lo imitan. Es claro que al bar tradicional no va el mismo público que al Coffee Store. En cambio éste y Starbucks apuntan al mismo público y el nacional seguramente va a salir perdiendo”.

Pero la Reina del Plata está poblada de tradicionales confiterías y cafetines que siempre tienen al menos una mesa con gente. Están los más populares como Las Violetas, El Greco, London City y Los Angelitos, donde aún no sólo se conserva el aspecto del lugar sino que también todo se sirve en vajilla de cerámica, nada de vasos de telgopor ni cajeros sonrientes.

Conocida como la ciudad de las oportunidades, Buenos Aires también ofrece, para quienes andan con el tiempo justo, opciones gastronómicas rápidas. “Creo que eso de andar por la calle con el café es más para los jóvenes, a las personas grandes nos gusta sentarnos y que nos atienda un mozo”, afirma Norma, de 51 años, mientras toma un capuchino en Army, en la esquina de Acoyte y Rivadavia.

Justo enfrente de allí Havanna tiene un local pequeño, muy concurrido, pero con escasas mesas. “Como el lugar es chico, se vende mucho para llevar, para los comercios de las galerías y demás. Igual, hay gente que se queda tomando en la barra, pero es más bien al paso, no para sentarse a estudiar”, dice Martín, un empleado.

Lo cierto es que esta novedad es tan solo una arista del “american way of life” y que, como consecuencia de la globalización, llegó a Argentina como tantas otras marcas y productos que prosperaron -o no- y que, de una manera u otra, proponen cierta forma de vida ajena a las costumbres argentinas.

Quizá si Starbucks se expande, como lo hizo en todo el mundo abriendo más de 13.000 tiendas en 35 países, y se encuentra uno en cada barrio, esta modalidad de tomar café por la calle se imponga entre los porteños. De lo que no quedan dudas es que el hábito de las charlas con amigos, cafecito de por medio, y el estudio en el bar cerca de la facultad son usos muy arraigados entre los argentinos y es poco probable que una moda estadounidense revierta esta rutina.


6 comentarios:

Lucas dijo...

Muy buena la nota.
Yo me sigo quedando con el capuccino de Burguer.
Saludos!

Nadie Nunca Nada.- dijo...

el café debe ser algo sutil, delicado, no el litro y medio que te dan en Starbucks...nunca entendí qué tiene de fabuloso hacer 2hs de cola, pedir un "coffee" y que te lo termines haciendo vos!
nos están tomando el peloooooooo
Saludos.-

Flor Di Niro dijo...

Al igual que decidí nunca en mi vida ver Lost, por lo molesto que es que todos lo vean; prometo también nunca pisar un Starbucks en mi vida...
Me quedo con el café clásico, o uno de Mc Café (todavía me queda la costumbre)...

besos..

Agus dijo...

la guitarreada te quedó genial ;)

Pateadora oficial de adoquines. dijo...

odio ese cafeeee!!!lo juro

manuReyes dijo...

por suerte no vi uno ni de afuera.
y eso de ir tomando por la calle se me hace que da ulceras. lo que si hice es ir comiendo tostadas cuando se llega tarde. oh si.