miércoles, 29 de julio de 2009

¿Qué pasa con el SUBE?

A más de un mes de la puesta en marcha del Sistema Único de Boleto Electrónico (SUBE), recién el 14 de julio pasado se adjudicó la cuarta licitación a la Unión Transitoria de Empresas (UTE), conformada por las empresas Metronec, Siemens e Indra. Se trata de la contratación de provisión, instalación, puesta en marcha y mantenimiento de equipos validadores para colectivos, consolas de conductor, terminales de Inspección y concentradores de transacciones.
El período de licitaciones abarcó, hasta aquí, cuatro de los cinco llamados previstos para completar el total de la implementación del sistema. Por otro lado, se encuentra en desarrollo la restante etapa adjudicatoria y ya se entregaron más de 100.000 tarjetas a los usuarios del transporte público.
El 19 de junio se anunció con bombos y platillos la llegada del SUBE a la región metropolitana, la solución al problema de la escasez de monedas. Pero, por el momento, sirve sólo para las líneas de colectivos Nº 5, 8, 50, 101, 61 y 62, todas las líneas de subtes, el ferrocarril Urquiza y el ferrocarril Belgrano Norte.
Lo que ocurrió fue que hubo demoras en las licitaciones por lo que se retrasó el arranque del sistema, prometido por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para el mes de mayo. Entonces, el Gobierno Nacional, apurado por el cierre de campaña de las elecciones legislativas, sumó los tres servicios de tarjetas preexistentes (las del Grupo Plaza, la propia del Belgrano Norte y Monedero) y los unió en el SUBE para acortar los tiempos.
Según fuentes oficiales, en declaraciones al diario Página 12, habrá 10 mil máquinas funcionando en un año. Las restantes 7400 se terminarán de instalar en 2011.

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lunes, 13 de julio de 2009

El call center, como escudo

Del otro lado de la línea, un pibe/a al que le pagan como mucho 1200 pesos por atender los llamados de los clientes de Fibertel, inclusive un sábado o un domingo a la tarde, cuando podría estar tomando unos mates o unas frescas con amigos.
No le interesa en lo más mínimo el problema que estás teniendo con tu fucking conexión a Internet, por la cual pagás más de $200 por mes, pero este working class hero tiene que buscar una solución. Entonces, eleva el decimocuarto pedido de servicio técnico (en menos de una semana) y te dice que se van a comunicar. Vos ya sabés que van a venir cuando se les cante, porque ya lo hicieron, y se lo decís. El telemarketer apela al infaltable recurso del chamuyo para ver si te convence de que esta vez sí van a aparecer.
Obviamente no funciona, ya estás curtido en esto. Le pedís que te pase con un supervisor, encargado, gerente o lo que haya. Te comunica y vos te sentís el más pulenta porque el pobre pibe sucumbió ante tus bramidos y ahora alguien que representa a la empresa te va a escuchar (me va a escuchar… ¡me va a escuchar!)
Qué ingenuo sos… Resulta ser que el que te atiende no es más que otro ex teleoperador que aguantó un par de meses más que el anterior y lo promovieron a supervisor, por lo cual te dice exactamente lo mismo que el anterior pero quizá con oraciones más elaboradas y no tan cassetteadas.
Entonces, te encontrás en este círculo vicioso en el cual la empresa nunca da la cara, siempre son los obreros de la telefonía, que vos sabés que no tienen la culpa de que el servicio sea una porquería pero no podés evitar elevar la voz y enojarte con ellos.
Te indigna que todo quede entre la working class y te lamentás pensando que tu próximo trabajo es muy probable que sea ese, el de escuchar gente como vos puteando.

Ah, sí, perdonen lo autorreferencial

martes, 7 de julio de 2009

Por la restitución de la democracia en Honduras.