miércoles, 27 de agosto de 2008

Lluvia cae...

No hay nada que me cause más gracia que la gente deseperada cuando la lluvia intensa e inesperada indica que se avecina una tormenta power. Presto especial atención a los actos de cada transeúnte, de esos que -pareciera- se sienten amenazados por la inminente caída de agua.
Las mujeres, preocupadísimas por el pelo, se tapan con lo que tienen a mano y se pegan patinazos en las veredas resbalosas por apurar el paso. Otros entran a manotear el bolso/cartera/mochila/morral para encontrar el bendito paraguas que está en el fondo. Los hombres se cubren la cabeza con el diario (fijense que son sólo los hombres). El que no tiene nada, anda a los piques cortos para llegar antes. Entre tanto apuro, más de uno mete el pie en la esquina inundada y putea. También se da el bailecito, ese de "paso yo, pasás vos", porque nadie se quiere correr del techito. Y a colación del techito, tampoco nadie quiere pasar por las cataratas que caen de los balcones, muy pintorescas, por cierto. La gloriosa -y que siempre me hace reír- es la ráfaga de viento que da vuelta como una media el paraguas y avergüenza a su portador.
A propósito, señores, desmitifiquemos el uso de ese coso que no sirve para nada y es sumamente incómodo... Después de todo no es ácido lo que cae, es simplemente agua, agua bendita, pis de dios, lágrimas de nubes, no sé. Personalmente, me da fiaca tener que salir cuando se cae el cielo y empaparme, pero tampoco es para preocuparse demasiado. Vamos.

*Foto por Manuwtfs

lunes, 25 de agosto de 2008

Locos x el Fast-Coffee

Volví a pasar por el local de Starbucks y no deja de sorprenderme la cola que hace la gente para conseguir un traguito del café yanqui, sobre todo los fines de semana. Me acordé de esta nota que escribí para Economía y la subo un poco editada. Saráaaan!


Furor por el coffee to go

Puede tratarse de una moda importada del Norte, pero con la llegada de Starbucks, se impone el café y todo lo demás “para llevar”.


¿Es posible caminar y tomar un café caliente al mismo tiempo? En Nueva York es bastante común cruzarse con gente apurada que entre sus cosas lleva un vasito térmico con tapa. Es que para el ritmo de vida de las grandes ciudades norteamericanas, el coffee to go es una comodidad más, una ventaja para no llegar tarde al trabajo.

Ahora bien, Buenos Aires es una ciudad eufórica, agitada e inquieta, comparable a Nueva York, pero la modalidad para llevar no es de lo más usual. Sin embargo, desde que los rumores sobre el desembarco de la cafetería Starbucks empezaron a hacerse concretos, varias cadenas de cafés nacionales implementaron esta nueva particularidad que todavía no conquistó del todo a los porteños.

Havanna, la popular empresa argentina de alfajores fundada en 1948, fue una de las pioneras. Le siguieron Aroma, de los mismos dueños de Freddo; The Coffee Store, un emprendimiento argentino con más de 9 años en el mercado; Bonafide, la más antigua, con 90 años en el país y Café Martínez, que de afuera parece una confitería tradicional pero que sin embargo incorporó el café para llevar . Por su parte, el fast food más famoso, Mc Donald’s, no podía quedarse atrás y apostó con su Mc Café, cambiando incluso la fisonomía de sus locales. Todas las bebidas calientes vienen en pintorescos envases con tapa, tal como en las películas estadounidenses.

En los últimos años este negocio viene en crecimiento, las cafeterías antes mencionadas se están expandiendo de manera sostenida. La nacional The Coffee Store, por ejemplo, tiene una facturación anual de 22.5 millones de pesos y Bonafide tiene un plan de expansión internacional para llevar las delicias argentinas al exterior. Con este panorama favorable, no es casual que se adelantaran a la llegada de Starbucks, que representa una importante competencia ya que el público al que se dirigen es el mismo.

Para el economista de la UBA, Juan Iñigo Carrera, hay una realidad: “Starbucks se está expandiendo en todo el mundo y eso tiene que ver con la centralización de capital. Esto influye en el mercado local también y las cadenas nacionales lo imitan. Es claro que al bar tradicional no va el mismo público que al Coffee Store. En cambio éste y Starbucks apuntan al mismo público y el nacional seguramente va a salir perdiendo”.

Pero la Reina del Plata está poblada de tradicionales confiterías y cafetines que siempre tienen al menos una mesa con gente. Están los más populares como Las Violetas, El Greco, London City y Los Angelitos, donde aún no sólo se conserva el aspecto del lugar sino que también todo se sirve en vajilla de cerámica, nada de vasos de telgopor ni cajeros sonrientes.

Conocida como la ciudad de las oportunidades, Buenos Aires también ofrece, para quienes andan con el tiempo justo, opciones gastronómicas rápidas. “Creo que eso de andar por la calle con el café es más para los jóvenes, a las personas grandes nos gusta sentarnos y que nos atienda un mozo”, afirma Norma, de 51 años, mientras toma un capuchino en Army, en la esquina de Acoyte y Rivadavia.

Justo enfrente de allí Havanna tiene un local pequeño, muy concurrido, pero con escasas mesas. “Como el lugar es chico, se vende mucho para llevar, para los comercios de las galerías y demás. Igual, hay gente que se queda tomando en la barra, pero es más bien al paso, no para sentarse a estudiar”, dice Martín, un empleado.

Lo cierto es que esta novedad es tan solo una arista del “american way of life” y que, como consecuencia de la globalización, llegó a Argentina como tantas otras marcas y productos que prosperaron -o no- y que, de una manera u otra, proponen cierta forma de vida ajena a las costumbres argentinas.

Quizá si Starbucks se expande, como lo hizo en todo el mundo abriendo más de 13.000 tiendas en 35 países, y se encuentra uno en cada barrio, esta modalidad de tomar café por la calle se imponga entre los porteños. De lo que no quedan dudas es que el hábito de las charlas con amigos, cafecito de por medio, y el estudio en el bar cerca de la facultad son usos muy arraigados entre los argentinos y es poco probable que una moda estadounidense revierta esta rutina.


sábado, 23 de agosto de 2008

Aniversario

Hace exactamente un mes Pancitos cumplió un año!!!! Pero colgué y no subí nada. Qué grande Panes, no pensé que iba a aguantar tanto... Gracias por comentar siempre, amigos bloggers! Sin ustedes no somos nada :)

martes, 19 de agosto de 2008

Pride

Walter Pérez y Juan Curuchet: ciclistas de ORO en Beijing

sábado, 9 de agosto de 2008

Cuarenta minutos


Tenemos cuarenta minutos en Ideas del Sur para hacerle una entrevista al periodista Reynaldo Sietecase, que tiene un programa en Radio Del Plata, cuya sede es en el mismo edificio donde de lunes a miércoles se graba Bailando por un sueño. "Menos mal que hoy es jueves, el resto de los días esto es un caos, se pasea cada personaje...", sentencia Sietecase. Igual, cuarenta minutos son suficientes para presenciar un desfile de la más diversa calaña de gente que viene por los castings. Afortunadamente no está la Tota Santillán ni la troup de vedetongas que muestran todo en el show del visionario Marcelo Tinelli. Sin embargo, por el barcito empapelado con fotos de ShowMatch y mientras hablamos de periodismo político, pasa un grupo de quinceañeras disfrazadas de ¿indiecitas?, nenas maquilladas como una puerta, bailarinas esbeltas y brillosas, muchachos circenses, alguna que otra ex participante de Gran Hermano y productores con papeles y cables por todos lados. Es todo un desafío prestarle atención al entrevistado entre tanta distracción... para colmo nos interrumpe un X que nos pregunta si venimos con los del casting. HELLO!

miércoles, 6 de agosto de 2008

Me pregunto qué es lo que nos impide agarrar los petates e irnos de viaje por la vida, cuando no tenemos nada mejor que hacer, al margen del dinero del que dispongamos. ¿Es el sistema en el que estamos inmersos? ¿Qué? ¿Qué?

viernes, 1 de agosto de 2008

Noche porteña


Jueves, la noche porteña está en pañales y este conocido boliche de Palermo está plagado de señores cincuentones, con anillo carcelero o no, con panza de vino, cara de garca y bigotes o barba candado. Todos con copa en mano, literalmente se babean con las señoritas que un "Gaby Alvarez" devaluado hace desfilar por la pasarela improvisada, después de acomodarles la tanga que lucen. El señor gordo, saca su cámara reflex y apunta directo al baúl de las modelos. Los más jóvenes aplauden y los que no se animan a gritar se quedan con la boca abierta y cara de boludos, como si nunca hubieran visto un culo tan de cerca. Después aparece esta extranjera que baila what a feeling con un porrón de cerveza en la mano. Es rubia, alta, su aspecto la delata. Por eso todos los señores bigotudos la miran con ojos de buitre desesperado y hambriento. Alguno le va a invitar una copita de champagne y quién sabe. Mucho parche en el ojo y mucha cotorra al hombro... Cualquiera de estos señores podría ser mi padre.