viernes, 2 de octubre de 2009

Shopping si, shopping no

Julio Cornide, presidente de CAME (foto: Héctor Nuñez Castro)

La mañana del 24 de septiembre el barrio de Caballito amaneció empapelado con afiches que proclamaban “NO al Shopping”. No se trata del que está instalado desde 1995 sobre la Avenida Rivadavia sino de un proyecto del grupo IRSA (los mismos de los Altos) para construir un centro comercial en un predio de su propiedad, ubicado entre la avenida Avellaneda, la calle Andrade y el club Ferrocarril Oeste.
Dichas pegatinas estaban firmadas por la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires (FECOBA), la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) y la Cámara de Comercio, Industria, Profesionales y Vecinos de Caballito (CamCab). También, se repartieron copias de una carta que envió la CAME a la Legislatura Porteña en la que fundamentan su rechazo a un proyecto de ley sobre modificaciones al código de planeamiento urbano, que permitiría la construcción del shopping. La Confederación alega que la instalación del mega espacio representará una agresión para el comercio minorista tradicional, producirá graves consecuencias sobre el entorno urbano y ambiental y afectará a los últimos espacios verdes que se necesitan para generar parques.
Asimismo, numerosas agrupaciones, como la Proto Comuna Caballito, SOS Caballito y asociaciones vecinales -inclusive de otros barrios-, se mostraron en contra del shopping en una protesta luego de una reunión convocada por FECOBA y CAME en el Club Italiano el pasado 1 de octubre. El despliegue del acto comprendía promotoras y camionetas propaladoras con la consigna. Sin embargo, la concurrencia fue escasa. Estaban presentes los representantes de cada agrupación pero la presencia vecinal fue casi nula.
Es que, según las publicaciones en diferentes blogs y páginas web barriales, la mayoría de los vecinos de la avenida Avellaneda y alrededores están a favor de la construcción del centro comercial, ya que en la zona, al estar abandonada, es un foco de inseguridad. Para los vecinos, el shopping traería movimiento y más iluminación. Inclusive algunos comerciantes piensan que al haber más circulación de gente se beneficiarían sus negocios. Todo lo contrario a lo que plantea la CAME.
Por otro lado, los vecinos del barrio están desde el año pasado oponiéndose a las construcciones de torres que, además de modificar el paisaje urbano, trajeron complicaciones en el suministro de servicios. La disyuntiva en el ámbito vecinal pasa por quienes quieren el shopping para que el barrio progrese y se reduzcan los robos y los que se mantienen reticentes por el colapso urbano que las grandes construcciones representan.
El proyecto de ley, aunque ya obtuvo despacho de preferencia, nunca llegó al recinto. En declaraciones periodísticas, algunos diputados admitieron que ven difícil que la modificación salga este año. Por el momento, la propuesta no consigue aval político y la edificación del shopping se sigue retrasando.

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